Si quieres optimizar tu marketing y aprovechar hasta la última gota del presupuesto, los test A/B son tu arma secreta. Se trata de una metodología muy sencilla de implementar, solo requiere un poco de organización, constancia y disciplina. Y gracias a ellos, podrás mejorar cada elemento de tus campañas de marketing hasta estar seguro de que estás publicando el contenido más apropiado en el momento perfecto.
El testing A/B es una oportunidad que no puedes perderte. Así que hoy vamos a ver en qué consisten exactamente estos test, cómo y por qué ponerlos en marcha, qué hacer y qué no hacer, y un caso de éxito de aplicación en Cyberclick.
1# ¿Qué es exactamente un test A/B?
El A/B testing consiste sencillamente en probar dos variantes de algún elemento de nuestro marketing, comparar su funcionamiento para sacar conclusiones y aplicar los resultados. Aunque puede usarse con todo tipo de contenidos, generalmente es más popular a la hora de diseñar y lanzar campañas de emailing y landing pages.
El proceso es muy simple: creamos dos versiones del mismo contenido que solo varían en un elemento, lanzamos ambas a la vez y comprobamos cuál funciona mejor mirando las métricas al cabo de cierto tiempo. El objetivo es identificar cambios pequeños y accionables que podemos ir aplicando a nuestro marketing para conseguir mejores resultados cada vez.
1.1# 7 motivos para hacer testing A/B
- Para aumentar tu rentabilidad. Los test A/B son una de las maneras más asequibles y fáciles de incrementar tu ROI en poco tiempo. Y es que gracias a ellos puedes obtener información sobre qué cosas realmente funcionan a la hora de incrementar tu conversión. De esta manera, podrás incorporar los cambios en tus nuevas campañas desde el principio e ir refinándolas para que sean cada vez más efectivas.
- Para innovar sin perder la cabeza. Los marketers sabemos que hay que renovarse o morir, pero saltar al vacío sin red suele acabar mal. Contar con una estrategia sólida de tests A/B te ayudará a incorporar los cambios de manera controlada y medible y quedarte solo con lo que realmente funciona para tu marca.
- Para mejorar tu credibilidad. Hay diferentes elementos que puedes incorporar a tus contenidos para demostrar a los usuarios que eres de fiar. Puede tratarse de un sello de confianza de una institución oficial, una referencia a las personas que están detrás de tu empresa, un testimonio… El caso es que diferentes pruebas funcionan mejor con diferentes públicos, por lo que el testing A/B te permitirá identificar las que verdaderamente le importan a tu audiencia.
- Para acertar siempre con el copy. La redacción publicitaria tiene mucho de arte, pero los test sistemáticos te permitirán darle un enfoque científico. No te limites a experimentar con el título de una landing o el asunto de un email: prueba con diferentes longitudes de texto, con los argumentos de venta o incluso con el tono.
- Para cuidar de los detalles que verdaderamente cuentan. Algo tan simple como el color de un botón de llamada a la acción o el tamaño de una imagen puede suponer una diferencia crucial en tus conversiones. Con un testeo adecuado, podrás identificar y aplicar los detalles que hacen que tus ventas suban como la espuma.
- Para conocer a tu público. No hay dos marcas iguales… y por tanto, no hay dos audiencias iguales. La única manera de conocer realmente a tu público objetivo es hacer experimentos. Poco a poco, irás encontrando la manera de ganarte su corazón y mejorando tus resultados y tu imagen de marca.
- Para fidelizar a los clientes. Por último, recuerda que los test A B no solo sirven para conseguir una primera conversión, sino que también puedes aplicarlos a tu estrategia de fidelización. ¡Optimiza tu marketing para conseguir que se queden contigo para siempre!
1.2# Cómo hacer A/B testing con Google Analytics
«Ya estoy convencido. ¿Y ahora?». Hay un montón de herramientas destinadas a tests A/B en el mercado, así que seguro que puedes encontrar una que se adapte a tus necesidades. Para empezar, vamos a ver cómo utilizar este tipo de testing para mejorar tu conversión con Google Analytics.
Gracias a la sección de Contenido > Experimentos de esta herramienta, podrás realizar test A/B en tu página web sin complicarte demasiado la existencia. Estos son los pasos a seguir:
- Define tu experimento: decide qué página quieres probar y cuál es el primer elemento que vas a modificar. Generalmente, la manera sencilla de crear las dos versiones de la página es hacer un duplicado y cambiar solo el elemento que quieres testear. Puedes comparar una página en funcionamiento y una nueva versión, o bien crear una página con dos variantes desde cero.
- Establece las opciones del experimento. En Google Analytics, puedes configurar varios aspectos de tu test: el objetivo, el porcentaje de visitantes incluidos en el experimento, el tiempo durante el que estará activo o incluso el nivel de confianza de los resultados.
- Listo para lanzar. Cuando publiques tu experimento, los usuarios verán alguna de las dos alternativas, adjudicada al azar. El visitante nunca sabrá que es parte de un test. Si vuelve a visitar la página y tiene la cookie en el navegador, se le mostrará siempre la misma versión.
- Analiza los resultados. A medida que se produzcan visitas, Analytics irá almacenando los resultados. Cuando estés listo, podrás comprobar las métricas de ambas versiones y ver cuál es la que funciona mejor. A partir de aquí, puedes tomar tu decisión sobre el elemento a cambiar o mantener… y pasar a testear el siguiente.
1.3# Qué hacer y qué no hacer en un test A/B
Para garantizar los máximos resultados, te recomendamos que tengas en cuenta estas buenas prácticas:
- Cambia un solo elemento de cada vez. Al empezar a hacer estos test, a veces nos puede la prisa y queremos comprobarlo todo. Pero crear variantes totalmente distintas es un error, ya que no sabrás qué es lo que ha funcionado en cada ocasión. Así que es mejor centrarte y comprobar un solo elemento en cada ocasión: el tamaño del botón, el copy, el color…
- Fíjate en tus KPI clave. De nada sirve medir los clics si lo que queremos es aumentar las ventas de un producto determinado, por ejemplo. El testing A B debe ir siempre en línea con tus objetivos de marketing y comparar las métricas que están más relacionadas con ellos, por ejemplo, la conversión de nuevos visitantes o las compras repetidas.
- Incorpora los resultados. Después del experimento, ¡toca pasar a la acción! El objetivo de los tests A/B siempre debe ser encontrar cambios accionables que puedas aplicar desde ya. Así que incorpora el detalle ganador y sigue probando la siguiente variable hasta conseguir la landing (o el email, o el anuncio…) perfectos.
Y para no pillarte los dedos, evita estos errores:
- Comparar peras con manzanas. Los grupos de usuarios sobre los que se lleva a cabo el test tienen que ser lo más homogéneos posible, o los resultados no serán fiables. Así que no vale dirigir cada variante a los visitantes que proceden de un canal distinto o que tienen alguna otra diferencia importante.
- Dejarte llevar por la impaciencia. Para que los resultados de un experimento sean estadísticamente relevantes, deben hacerse sobre un grupo lo más grande posible. Si tu web no tiene mucho tráfico, eso significa que debes dejar ambas variantes activas durante días o incluso semanas para obtener datos realmente fiables.
- No arriesgar. Los test A B son el lugar perfecto para dar rienda suelta a tu creatividad y experimentar. Atrévete a probar tus ideas más locas, ¡nunca sabes lo que puede darte una sorpresa en los resultados!
2. Caso de éxito: cómo conseguir el máximo retorno con las imágenes de Social Ads
Para terminar, me gustaría compartir contigo un caso de éxito de Cyberclick en el que usamos el testing A/B para publicar campañas de publicidad en redes sociales más efectivas.
Dada la inmensa cantidad de contenido que se publica en las redes sociales cada día, conseguir que los usuarios hagan clic en nuestro anuncio puede ser todo un reto. Y para ello, es fundamental destacar con una imagen que atraiga la atención del usuario.
Para nuestro test, lanzamos una serie de Social Ads cuyas imágenes respondían a dos variantes: una seguía la guía de estilo de la marca, mientras que la otra estaba creada con un enfoque 100 % performance. Las segundas imágenes cumplían con las siguientes características:
- Usar contrastes fuertes y colores llamativos, que destaquen sobre el entorno de las redes (como el rojo, el naranja o el amarillo).
- No abusar de los filtros, ya que atenúan la fuerza de la imagen.
- Velar por la legibilidad y controlar la superposición de elementos visuales, logos y texto.
- Incluir los descuentos y precios rebajados como parte de la imagen, no solo en el copy.
El resultado: las imágenes con enfoque de performance obtuvieron un 35 % más de CTR y más del doble de ROI en términos de ventas e ingresos. Y ahora, cuando se las recomendamos a nuestros clientes, lo hacemos sabiendo que realmente funcionan.
¡Vamos a por ello!